Aunque tuviéramos la sensación de que el tiempo se paró en esos meses lo cierto es que la vida continuaba. Celebramos cumpleaños, alguna actividad si se podía, nos organizamos para bajar al patio y al jardín por zonas y la visita semanal de los bomberos se convirtió en todo un espectáculo.
Entre todos intentamos ser optimistas y aunque con mucha precaución logramos disfrutar de cada regalo que se nos daba.